Psiquiatra chileno- venezolano
rancagüino, escribidor, ex preso político.
EL
CEMENTERIO ES DE TODOS
Entramos esa noche al cementerio, orondos
les leímos poemas a los muertos, aquellos no pulverizados se alborotaron y
terminaron aplaudiendo, los que estaban muy atrás no alcanzaban a escuchar e
invadieron el patio del recital. Los esqueletos vernáculos protestaron: Son demasiados,
no nos dejan respirar, pero nosotros también tenemos derecho, reclamaron los
recién llegados. Uno de los esqueletos le sacó la calavera a un vecino
descuidado y se la lanzó a los propietarios, que contestaron igual. El
resultado catastrófico fue un cerro de calaveras que sumergieron al mausoleo
principal. La dirección dictaminó: no se admiten poetas, ni siquiera los
fallecidos.
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