Soy
amiga de los árboles y me gusta reunirme con mis amigos a cantar, charlar,
bailar y sobre todo SER. Sensible y perceptiva, abierta al cambio constante y a
la evolución del ser.
….
Me dicen que es muy breve, entonces, a
prepararse :
Me
llamo Romina, y tengo 24 años, vivo en Santiago de Chile desde mi nacimiento.
Mis primeros años de vida los pasé en Providencia, en una calle llamada Joel
Rodríguez, para luego mudarnos a otra comuna. Estudié en un colegio privado,
hasta los 19 años, luego estudié artes en la universidad, cosa que dejé atrás
para hacer un camino autodidacta, el cual ha tenido idas y vueltas, cambios
constantes y estanques. Mi escuela es la de la vida, ella me enseña, ya llevo
cerca de dos años en este camino. No me gusta hacer presentaciones, pero
intentaré hacerlo.
Me
gusta mucho el cine, todo lo relacionado al arte, el teatro, y las actividades
al aire libre en los parques de Santiago, esta misma tarde voy al encuentro de
la luna llena al Parque Forestal, donde me encuentro con algunos amigos.
Me
considero una persona muy perceptiva y sensible a todo, interesada en el
desarrollo de la parte humana de la persona, aspiro explotar mi potencial
venciendo el miedo y desarrollando mi lado espiritual, ese creo que es el motor
de mi vida, nunca conformarse, y seguir creciendo.
Escribo
desde que tengo recuerdos, pero solo lo hago para mí, ahora las cosas están
cambiando, estoy aquí gracias a las personas que me han alentado a tomar más en
serio este camino. Las gracias se las doy a todos ellos, ya que siempre he
recibido buenas críticas de familiares, conocidos y amigos, y soy humilde, pero
estoy aprendiendo a reconocer mi talento y darle el valor que merece, no
pretendo ser una estrella, pues ya lo soy para mí.
Solo
espero compartir vivencias y aportar en algo a la pequeña masa llamada humanidad.
Debo
ser breve, por lo que entiendo, este camino recién comienza.
Buenas
tardes.
5
de Marzo. Miércoles de Madrugada
Paseo
Nocturno – Desvelo
Salgo
de mi casa a pasear con mi perro, porque la noche no me deja dormir y la
hiperventilación quiere volar por la ventana, la muerte quiere entrar, mi vida
desea un cambio, desea una respuesta, desea aferrarse a todo y soltar todo.
Estoy
cansada, estoy mas que cansada, estoy harta.
Salgo
con la idea de comprar cigarrillos, no quiero da explicaciones, a mí la noche
no me asusta, y menos en mi barrio.
Se
ven las estrellas, y los semáforos en rojo mostrando las ausencias de los
carros, de los tubos de escape, solo pasan las últimas micros.
Estoy
sola, voy conmigo, mi sombra me sigue, mi perro adelante.
Camino
y dejo caer algunas lágrimas, soy tan joven, y tengo tanta vida por dentro, y
la vida es ahora, ya no quiero dejarla ir, ya no quiero dejarla pasar, ya no
quiero ser espectador, quiero actuar, quiero crear mi vida.
Paso
caminando por el gaucho, ahí hay mucha gente tomando cerveza, y yo estoy sola
con la noche, y ya no quiero seguir huyendo, tengo una vida por vivir.
Me
doy una vuelta, me devuelvo y me siento en cualquier parte, ahí unos tipos
trabajando de noche, unos tipos que se dedican a cuidar el estacionamiento y
lavan los autos.
Me
quedo sentada, contemplando la nada, contemplando el cansancio de una vida por
vivir, y una vida no vivida, lo que dejo tras mis huellas es la nada, lo que
vendrá es incierto y tengo miedo, miedo de la soledad, miedo de enfrentar la
vida, de encontrarme con mi reflejo.
Necesito
un desafío, uno grande, uno fuerte, uno que me haga sentir satisfacción,
necesito un camino nuevo, para demostrarme que puedo.
Ya
no quiero dejar atrás las oportunidades que llegan, ya no quiero dejarlas
pasar.
Me
mira un tipo desde lejos, yo ya no busco eso, solo busco una mano amiga para
conversar.
Estoy
harta de lo conocido, de la comodidad, estoy harta de la seguridad.
Se
me acerca el tipo que trabaja lavando autos, y me pregunta, si mi perro es un
labrador, y yo le respondo, “algo así”. Me comenta que su perro murió
atropellado por una camioneta. Se le acerca, y ella se esconde asustada detrás
de mí. Para mis adentros pienso, que los perros y los dueños tienen cosas en
común, yo con ella tengo en común el miedo.
Tomo
un camino solitario, un camino de ermitaño, veo la gente que se sienta a tomar
un trago, siento como soy diferente, como me siento ajena a todo, como siento
que se ríen de mí, por ser tan extraña, en esta ciudad, salir solo ya no parece
normal, una mujer tan bella, paseando sola, con un perro. Es puro romanticismo
aquí.
Recuerdo
hablar alguna vez, con el director de carrera de una escuela de fotografía, que
me decía que la fotografía análoga es un sueño para los románticos, que es
obsoleta, ya nadie tiene fotos de papel, que agradable se siente, tomar un
álbum, y hojearlo una y otra vez, abismo de papel roto.
Ese
buen hombre me habla, le cuento que he salido porque no puedo dormir por las
noches, que los colores que me rodean en mi habitación me van a volver loca, y
yo ni si quiera me doy cuenta, me dice que use el color blanco, le digo que ya
lo hice, no entiendo que pretendía con rodearme de colores dramáticos,
intensos, obscuros, absorbentes, no se si fue una forma de escaparme, o de enfrentarme,
o de encerrarme.
Le
digo que la vida se me pasa, y que ya no quiero ver como sigue pasando frente a
mis ojos, que a veces hago cosas para escapar, pero que ya no me quiero
escapar, el me dice, quieres enfrentar y está bien, yo le digo que si, que uno
a veces se despierta agradecido de la vida, y otras las cosas se ponen grises,
le comento algo de lo que hice durante estos años, y lo mucho que me cuesta
entrar al camino, de lo difícil que se me hace cruzar el río.
Me
dice que pida ayuda a Dios, y yo le digo que Dios está dentro de uno, llámese
Dios o Universo o lo que sea, pero que a uno a veces se le olvida.
Me
emociono al hablar, ese hombre no representa jerarquía, solo compañerismo, solo
una mano amiga desconocida, puede leer mi soledad, y arrodillarse frente a mí
cuando me habla.
Esta
noche he ganado un ángel, un consejo, un amigo, una respuesta, algo que
necesitaba escuchar, necesito valor, mucho valor, mucha voluntad.
Me
voy y me siento un poco mejor. Esas personas que trabajan lavando autos, recogiendo
basura, y se ven tan pasivas, tan compasivas y satisfechas.
No
quiero temer al mundo, quiero que el mundo tiemble cuando me vea pasar, como
una tormenta en revolución.
Recuerdos,
me invaden recuerdos, nostalgias me clavan, palabras encerradas, rabias
encarceladas, quiero gritarlas, quiero vomitarlas.
Camino,
prepárate, allá voy, quiero enfrentarlo todo. Quiero dejar el perfeccionismo de
lado, la culpa a veces me carcome, me pregunta, porque, porque no hice, porque
no dije, porque no actué, porque me quedé temerosa y escondida en un rincón, me
juzga de mala hermana, de mala hija, de mala amiga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario